Portadas de discos con gatos: cuando el misterio felino conquistó el vinilo
Un recorrido visual donde lo esotérico y la elegancia felina convergen con la historia de la música.
Las portadas de discos con gatos son piezas de arte únicas donde lo musical y lo visual se fusionan con una presencia enigmática: los felinos. A diferencia de las imágenes con perros, mucho más frecuentes, los gatos aportan alegría, misticismo, elegancia y oscuridad, elementos perfectos para adornar discos de rock, jazz y otros géneros.
En esta selección exploramos 12 vinilos icónicos donde los gatos no solo adornan las portadas, sino que se convierten en protagonistas. Estas joyas musicales, lanzadas originalmente en su época, han logrado trascender el tiempo y se han convertido en codiciadas piezas de colección, con precios que en algunos casos han llegado a ser sorprendentemente altos en el mercado.
La siguiente lista está ordenada cronológicamente, desde los años 50 hasta los 90. Aunque muchas portadas se quedaron fuera, considero que estas son las más representativas donde el amor felino conquistó el vinilo.
Las 12 portadas de discos con gatos más emblemáticas:
1. Pérez Prado & His Orchestra – “A Cat In Latin” (1959)
La portada de “A Cat In Latin” captura de manera perfecta el espíritu juguetón y vibrante del mambo que definió a Pérez Prado. Un gato siamés, con ojos grandes y curiosos, asoma desde una canasta tejida, contrastando con el fondo azul oscuro y el título en letras brillantes y coloridas. Esta imagen, aparentemente sencilla, simboliza el dinamismo y la elegancia de la música de Prado: precisa, alegre y siempre sorprendente.
Considerado el Rey del Mambo, Pérez Prado fue un innovador que llevó el género a las pistas de baile de todo el mundo, fusionando la fuerza de los metales con la energía rítmica de la percusión latina. Al igual que el gato de la portada, Prado era un maestro en combinar lo inesperado con lo sofisticado, logrando que cada pieza de este disco invite al movimiento y a la celebración. Esta portada, tan memorable como su música, es el preámbulo visual de un álbum que exhala ritmo y vitalidad en cada nota, consolidando a Prado como un ícono eterno de la música latina.
2. Jimmy Smith – “The Cat” (1964)
La portada de “The Cat” de Jimmy Smith es una declaración visual tan poderosa como la música que contiene. Un gato negro difuminado, caminando con mirada fija sobre un fondo rojo vibrante, proyecta un aura de misterio y elegancia, características que definen el sonido de Smith. La imagen, casi cinematográfica, anticipa la sofisticación y el dinamismo del disco, que fue arreglado y dirigido por Lalo Schifrin.
Conocido como el maestro del órgano Hammond, Jimmy Smith revolucionó el jazz al combinar melodías llenas de swing con un groove inigualable. “The Cat” es un ejemplo sublime de su estilo, donde la fuerza rítmica y los arreglos orquestales se mueven con la misma agilidad felina que evoca la portada. Un álbum que suena tan elegante, ágil y enigmático como el gato que lo representa.
3. Dave Van Ronk – “Inside” (1964)
La portada de “Inside” Dave Van Ronk captura un instante tan espontáneo como auténtico. En la imagen, Dave Van Ronk aparece recostado junto a una puerta desgastada, mientras un pequeño gato gris se asoma por casualidad, como si no quisiera perder la oportunidad de quedar registrado en esta emblemática fotografía. La presencia natural del felino aporta un toque de vida urbana y despojada, en sintonía con la esencia cruda del disco.
Conocido como el “Mayor of MacDougal Street”, Dave Van Ronk fue una figura central en la escena folk del Greenwich Village de los años 60. Su voz rasposa y su guitarra sincera dieron nueva vida a viejas canciones de blues y folk tradicional, convirtiendo este álbum en un retrato sonoro de la época. La portada, con su espontaneidad y calidez, refleja la naturalidad de un artista que vivía la música como un acto cotidiano, en calles donde lo inesperado, como este gato, siempre tenía un lugar.
4. Bob Dylan – “Bringing It All Back Home” (1965)
La portada de “Bringing It All Back Home” es una de las más icónicas de los años 60 y simboliza la transformación de Bob Dylan al dejar atrás el mundo del folk para adentrarse en el rock eléctrico. Fotografiado en la casa de su manager, Albert Grossman, Dylan aparece como un hipster sofisticado, con un gato persa gris en su regazo y rodeado de objetos cuidadosamente seleccionados que representan sus influencias: discos de blues de Robert Johnson, libros de poesía de Borges, una revista Time y hasta su propio álbum anterior. En segundo plano, reclinada con elegancia en un sofá rojo, está Sally Grossman, la esposa de Albert, quien con su mirada serena y actitud desenfadada añade un aire de misterio y sofisticación a la imagen.
El fotógrafo Daniel Kramer buscó capturar un retrato simbólico y enigmático. La atmósfera se completa con el halo de luz dorada que rodea la escena, logrado al girar el film durante la toma, creando la sensación de que el universo gira en torno a Dylan. El gato, que según rumores pertenecía a los Grossman y se llamaba Lord Growing, se convierte en un detalle clave: su presencia aristocrática y su mirada fija en la cámara, junto con Dylan y Sally, refuerza el equilibrio visual y el misterio de la imagen. La portada, como la música del disco —dividida entre un lado acústico y otro eléctrico—, refleja a un Dylan rompiendo fronteras y redefiniendo su arte, mientras le decía al mundo del folk: “It’s all over now, Baby Blue”.
5. Cat Stevens – “Teaser and the Firecat” (1971)
La portada de “Teaser and the Firecat” es una ilustración encantadora y nostálgica que transporta a un mundo de cuento infantil. Creada por el propio Cat Stevens, muestra a un niño llamado Teaser, con sombrero de copa, y a su compañero, el gato naranja Firecat, sentados junto a una cerca bajo la luz de la luna. Esta imagen simple y soñadora no solo adorna el álbum, sino que inspiró un libro infantil publicado en 1972, donde ambos personajes intentan devolver la luna al cielo después de que cae.
El disco, uno de los más exitosos de la carrera de Cat Stevens, incluye clásicos como “Morning Has Broken”, “Moonshadow” y “Peace Train”, canciones que reflejan su estilo folk delicado, espiritual y esperanzador. Musicalmente, “Teaser and the Firecat” consolidó a Stevens como una figura fundamental de los años 70, alcanzando el top 3 en el Reino Unido y Estados Unidos, y dominando las listas australianas durante quince semanas. La portada, con su estética cálida y lúdica, encapsula el espíritu inocente y mágico del álbum, convirtiéndose en una de las imágenes más entrañables y representativas de su discografía.
6. Carole King – “Tapestry” (1971)
La portada de “Tapestry” es un retrato íntimo y natural que captura la esencia de Carole King y su música. Jim McCrary tomó la fotografía en el salón de la casa de King, ubicada en Laurel Canyon, California. En ella, King aparece sentada descalza sobre un banco junto a una ventana, sosteniendo un tapiz tejido por ella misma. A su lado, un gato gris atigrado, llamado Telemachus, posa casualmente sobre el mismo banco, completando la atmósfera doméstica y cálida de la imagen.
El álbum, uno de los más importantes de los años 70, incluye clásicos como “You’ve Got a Friend”, “It’s Too Late” y “I Feel the Earth Move”, y marcó un hito en el folk-rock y el soft rock. La portada refleja perfectamente el espíritu del disco: íntimo, honesto y lleno de humanidad, mostrando a Carole King en un momento de tranquilidad y cercanía, como si invitara al oyente a compartir un instante de su mundo. Este equilibrio entre sencillez y profundidad convirtió a “Tapestry” no solo en un álbum esencial, sino en una imagen icónica que simboliza una era dorada en la música.
7. Cher – “Dark Lady” (1974)
La portada de “Dark Lady” es una imagen tan poderosa como enigmática, donde Cher aparece imponente en blanco y negro, vestida de forma elegante y con un gato negro sobre su hombro, que parece actuar como su cómplice. La fotografía, cargada de simbolismo, evoca la figura clásica de las brujas y sus gatos familiares, pero aquí Cher transforma el estereotipo en una declaración de poder y seducción. Su mirada penetrante y sus largos cabellos oscuros refuerzan la mística que rodea tanto a la portada como a la música del disco.
Musicalmente, “Dark Lady” incluye 10 canciones, destacando el tema homónimo, un clásico de su carrera cargado de misterio y tragedia, que da nombre al disco. El álbum combina sonidos pop y rock de los años 70 con narrativas llenas de drama, consolidando a Cher como una artista capaz de dominar su propia magia y magnetismo. Esta portada, en sintonía con la imagen liberada y poderosa de las mujeres en la era post-revolución sexual, captura a Cher en su máxima expresión: empoderada, fascinante y dueña de su propio misterio.
8. Tina Turner – “Private Dancer” (1984)
La portada de “Private Dancer” es tan icónica como el álbum mismo. En ella, Tina Turner aparece sentada con elegancia y actitud, vestida de negro y con medias de rejilla, mientras un gato del mismo color camina a sus pies, proyectando una combinación de misterio y fuerza. Esta imagen, que define a la perfección su regreso triunfal, transmite una mezcla de sofisticación y poder femenino. El gato, con su mirada intensa, refuerza ese aire enigmático y simboliza la confianza y la independencia que acompañaban esta nueva etapa en la carrera de Tina.
El título “Private Dancer” fue elegido de manera casi ingenua por Tina Turner tras observar la portada final. Lo consideró apropiado para resumir su trayectoria, sin saber que la canción, escrita por Mark Knopfler, líder de Dire Straits, trataba sobre la historia de una bailarina que vende su tiempo, su compañía y su cuerpo. “Yo pensaba que la canción hablaba de una artista que actuaba en eventos privados. Nunca me di cuenta de que era sobre una prostituta”, confesó con honestidad. Irónicamente, lo que comenzó como un malentendido terminó convirtiéndose en un símbolo perfecto de su resiliencia y transformación, uniendo lo sensual con lo oscuro en un álbum que no solo salvó su carrera, sino que la elevó al estatus de una verdadera reina del rock.
9. Frank Zappa / “London Symphony Orchestra VOL II” – Conducted by Kent Nagano (1987)
La portada de “London Symphony Orchestra Vol. II” presenta a un Frank Zappa sereno y enigmático, con su característico bigote y mirada fija en el espectador, mientras a su lado descansa Marshmoff, su gato negro de nombre inspirado en la palabra mushroom (hongo). El nombre fue una ocurrencia espontánea de su hija menor, Diva Zappa, cuando apenas tenía dos años y medio. La imagen, sencilla pero cargada de personalidad, muestra una faceta más humana y cotidiana del genio del rock experimental, donde el gato negro aporta un halo de misterio que encaja perfectamente con la figura excéntrica y vanguardista de Zappa.
Musicalmente, este disco no pierde un ápice de complejidad. Grabado con la London Symphony Orchestra bajo la dirección del maestro Kent Nagano, Zappa demuestra que su creatividad no conocía límites. Aquí, el rock rebelde de sus primeros años da paso a una fusión entre lo clásico y lo contemporáneo, con composiciones precisas y ambiciosas que desafían los convencionalismos. La imagen de Zappa y Marshmoff, tan casual y cercana, rompe el molde de la portada orquestal tradicional, recordándonos que en el universo de Zappa siempre coexistieron la seriedad artística y una excentricidad inigualable.
10. The Jesus Lizard – “Liar” (1992)
La portada de “Liar”, uno de los discos más icónicos de The Jesus Lizard, presenta una obra intrigante del pintor Malcolm Bucknall, titulada Allegory Of Death. En ella, un grupo de gatos antropomorfos, vestidos con atuendos renacentistas, aparecen sentados a una mesa, con rostros inquietantes y una atmósfera tan elegante como perturbadora. La imagen refleja a la perfección la naturaleza de la banda: salvaje, primitiva y transgresora, pero con un sentido de estética que nunca deja de sorprender.
Formados en la escena underground de Austin, Texas, The Jesus Lizard se convirtió en una banda fundamental del noise rock y el post-hardcore de los 90. Liderados por el carismático y desenfrenado David Yow, sus canciones combinan riffs abrasivos, baterías frenéticas y una intensidad visceral que se siente tanto en el escenario como en el estudio. La elección de esta pintura, con gatos que parecen guardar secretos oscuros, encapsula el espíritu barbárico y expresionista del álbum, dejando claro que “Liar” es tan extraño y fascinante como la imagen que lo representa.
11. Blink-182 – “Cheshire Cat” (1995)
La portada de “Cheshire Cat”, el álbum debut de Blink-182, presenta el inquietante primer plano de un gato siamés con ojos intensamente rojos. La imagen, tan extraña como llamativa, nació de un curioso incidente: Tom DeLonge, por entonces trabajando cargando sacos de concreto, compró un calendario de gatos a un vendedor extranjero que recorría el área industrial. Uno de los gatos, con su mirada penetrante, fue comparado con el gato de Cheshire del clásico Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll. La foto original no pudo usarse debido a derechos de autor, por lo que fue alterada digitalmente por el departamento de arte del sello Cargo Records, logrando el resultado final.
Aunque DeLonge bromeó años después diciendo que era la “peor portada de la historia”, lo cierto es que refleja perfectamente el espíritu de la banda en sus inicios: irreverente, juvenil y desenfadado. Con este disco, Blink-182 irrumpió en la escena punk rock californiana, dejando claro que, como el gato de la portada, estaban listos para destacar y llamar la atención con su energía desbordante y su estilo despreocupado.
12. Lisa Loeb & Nine Stories – Tails (1995)
La portada de “Tails”, el álbum debut de Lisa Loeb & Nine Stories, presenta una ilustración de un gato, reflejando la afinidad de Loeb por estos animales. Esta elección artística complementa el título del álbum, que juega con la homofonía entre “tales” (relatos) y “tails” (colas), subrayando la conexión personal de Loeb con los felinos, una constante en su vida y obra.
Musicalmente, “Tails” consolidó a Lisa Loeb como una figura destacada en la escena del folk-pop de los años 90, especialmente tras el éxito de su sencillo “Stay (I Missed You)”, que alcanzó el número uno en las listas antes de que Loeb firmara con una discográfica, un logro notable para una artista independiente.
La portada, con su sencilla pero evocadora ilustración felina, encapsula la esencia del álbum: una colección de canciones íntimas y narrativas que exploran las complejidades de las relaciones y las emociones humanas, todo ello con la calidez y cercanía que caracterizan el estilo de Loeb.
Estas portadas de discos con gatos no solo capturan la esencia de los artistas y sus álbumes, sino que también reflejan el misterio, la elegancia y la simbología que estos animales aportan al arte visual. Desde el jazz hasta el rock, pasando por el folk y el noise rock, cada portada seleccionada cuenta una historia única donde los gatos, con su aire enigmático y sofisticado, se convierten en protagonistas. Aunque muchas otras portadas han quedado fuera, esta selección celebra la estrecha relación entre la música y el universo felino, dejando claro que el arte de los vinilos sigue siendo un espacio para la creatividad y la inspiración.
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