Compositor de los Carpenters Roger Nichols, creador de “We’ve only just begun”, muere a los 84 años
Creador de himnos como “We’ve only just begun” y “Rainy days and mondays”, Nichols fue mucho más que el alma melódica del dúo: fue un arquitecto silencioso del soft rock californiano.
El compositor de los Carpenters, Roger Nichols, falleció el pasado 17 de mayo a los 84 años, dejando tras de sí una obra que moldeó la sensibilidad sonora de varias generaciones. Su socio creativo de décadas, Paul Williams, confirmó la noticia y recordó cómo nacieron juntos canciones eternas: “Roger me entregaba melodías completas, y yo simplemente escuchaba lo que ya estaba ahí. Las palabras surgían solas de la emoción que él imprimía en cada nota”.
Nichols, originario de Montana, encontró su lugar bajo el sol californiano con un estilo tan refinado como emotivo. En 1968 lanzó su primer álbum como solista, “Roger Nichols & the Small Circle of Friends“, una joya de culto en el universo del sunshine pop, donde colaboraron figuras como Randy Newman y Van Dyke Parks. Pero el gran giro en su carrera llegó cuando una pegajosa melodía compuesta para un comercial bancario llamó la atención de Richard Carpenter.
Ese jingle se transformaría en “We’ve only just begun”, el primer gran éxito de los Carpenters en 1970 y un himno de bodas que aún resuena. La canción fue nominada a los Grammy y abrió la puerta a una serie de colaboraciones entre Nichols y Williams que definirían el sonido nostálgico y aterciopelado del dúo: “Rainy days and mondays”, “I won’t last a day without you” y “Let me be the one”, entre otras.
Más allá de los Carpenters, Roger Nichols fue el secreto bien guardado detrás de temas interpretados por los Monkees, Barbra Streisand, Diana Ross, Petula Clark y Art Garfunkel. Su música —nunca ruidosa, siempre honesta— se convirtió en parte del ADN del pop de cámara de los años setenta.
Su familia, en un emotivo mensaje, recordó al hombre más allá del músico. “Estamos orgullosos del legado que deja”, escribió su hija Claire. Y no es para menos: pocos compositores supieron traducir la melancolía con tanta dulzura y precisión como él.
Roger Nichols fue uno de esos artesanos invisibles que moldearon la banda sonora de toda una era sin necesidad de protagonismo. Desde la intimidad de su piano, construyó puentes entre la emoción y la melodía, dejando canciones que aún hoy suenan como confesiones susurradas al oído. Su legado no solo perdura en los vinilos de los Carpenters, sino en cada músico que entiende que la belleza está en los detalles.
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