David Cope, pionero de la música generada por inteligencia artificial, muere a los 82 años
El académico y visionario detrás de EMI, el programa que sacudió los cimientos de la creación musical, fallece a los 82 años dejando un legado tan polémico como revolucionario.
La música generada por inteligencia artificial acaba de perder a uno de sus arquitectos fundacionales. David Cope, compositor, profesor y pionero en el uso de algoritmos para crear música con sensibilidad humana, falleció el pasado mayo a los 82 años en California, según confirmó su familia. Su obra —tan incomprendida como influyente— marcó un antes y un después en la manera en que entendemos la autoría, la creatividad y el papel de la máquina en el arte.
A finales de los años ochenta, mientras el mundo aún debatía si los sintetizadores mataban el alma del rock, Cope diseñó EMI (Experiments in Musical Intelligence), un programa capaz de analizar el estilo de compositores como Bach o Chopin y generar nuevas obras en sus voces. Lo que comenzó como una respuesta a un bloqueo creativo acabó por desatar un debate filosófico y estético que sigue vigente en plena era de la IA generativa.
Sus composiciones generadas por máquina lograron engañar a oyentes expertos, y lo posicionaron tanto como hereje como visionario. Las críticas no tardaron: ¿puede una inteligencia artificial “sentir” la música? ¿Qué distingue a un compositor humano de un algoritmo bien entrenado? Cope no se encogió ante las polémicas. Al contrario, las convirtió en su motor: publicó decenas de ensayos, dio conferencias por todo el mundo y defendió la IA no como reemplazo, sino como extensión de la creatividad humana.
Hacia una inteligencia artificial con sensibilidad propia
Más allá de EMI, Cope continuó explorando las fronteras entre tecnología y emoción con proyectos como Emily Howell, otro sistema con capacidades más avanzadas de aprendizaje y estilo propio. Su influencia se deja sentir en cada rincón de la música computacional actual, desde los generadores de ambient algorítmico hasta los experimentos de músicos electrónicos que hoy colaboran con modelos de lenguaje.
En una época en la que la música generada por inteligencia artificial ya no es novedad sino industria, la figura de David Cope adquiere una dimensión casi profética. Su muerte cierra un capítulo esencial de la historia moderna de la composición, pero su legado seguirá resonando en cada código que intenta convertir la lógica en emoción.
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