41 años de “Ya viene el Sol”, el disco de Mecano que iluminó el pop español
El 16 de octubre de 1984 Mecano lanzaba “Ya viene el Sol”, un álbum innovador que marcó un punto de inflexión en la música pop española.
En el otoño de 1984, Mecano ya reinaba en el panorama musical de España. Con apenas tres años de trayectoria, se había convertido en el grupo de mayor éxito en el país por ventas de discos y giras multitudinarias . “Ya viene el Sol”, tercer LP del trío madrileño, salió a la venta el 16 de octubre de 1984 , bajo el sello CBS. Sería su último disco con esta discográfica y, aunque no alcanzó las cifras de ventas de sus antecesores (apenas ~100.000 copias) , el álbum dejó una huella indeleble. La propia banda le tenía un especial cariño: los tres miembros quedaron satisfechos con el resultado –en especial la vocalista Ana Torroja–, pues sentían que su sonido y su interpretación habían madurado.
“Ya viene el Sol” supuso un salto adelante en términos creativos. Por primera vez Mecano decidió prescindir de productores externos y tomar las riendas de la producción, explorando nuevas texturas electrónicas. Nacho Cano se había traído de Londres el sintetizador Fairlight CMI, la máquina de música digital más avanzada de la época , y el grupo se tomó su tiempo investigando en el estudio con ese sampler revolucionario. “Decidimos estar un tiempo investigando en el estudio nuevas formas de sonido. Los adelantos en técnicas digitales y las computadoras empiezan a hacer posible la utilización del sonido de una fábrica para crear ritmo o los ruidos del agua para inventar melodías”, explicaría José María Cano sobre aquella experimentación . El resultado fue un disco repleto de timbres novedosos y audaces para 1984: loops industriales, efectos brillantes y arreglos electrónicos poco comunes en el pop español del momento. No es casualidad que en la grabación colaborase un joven Hans Zimmer –sí, el mismo que años después ganaría el Oscar por bandas sonoras de El Rey León o Gladiator– aportando su pericia en programación del Fairlight y teclados . Mecano estaba decidido a innovar, y vaya si lo lograron.
Esa búsqueda sonora dio pie a canciones atípicas y adelantadas a su tiempo. Por ejemplo, “Japón” (primer sencillo del álbum) incorporó percusiones grabadas en una fábrica, voces infantiles cantando en japonés y una estética tecno-pop industrial realmente futurista . En “No pintamos nada”, tercer sencillo, Mecano vistió de sintetizadores pegadizos un mensaje sorprendentemente serio: la letra aludía a la Guerra Fría y a cómo la gente común “no pinta nada” cuando las superpotencias deciden nuestro destino . Otra rareza fue “Mosquito”, canción medio en broma coescrita por Ana Torroja –la única vez que la vocalista participó en la composición de un tema del grupo –, demostrando el espíritu experimental y lúdico del disco. Y entre sintetizadores y ritmos innovadores, Mecano coló también baladas y medios tiempos de enorme calado emotivo: “Aire”, una pieza magistral compuesta por José María Cano, narraba con poesía una dramática historia de infidelidad y muerte (el protagonista muere atropellado y se convierte en aire, invisible ante el mundo). La discográfica, sin embargo, no apostó por lanzar “Aire” como sencillo –grave error, a juzgar por el tiempo– y relegó la canción a cara B, desaprovechando la que luego sería una de las obras más queridas del repertorio de Mecano.
José María Cano toma el protagonismo (y siembra la rivalidad)
Detrás de bambalinas, “Ya viene el Sol” marcó un punto de inflexión en la dinámica interna de Mecano, especialmente entre los hermanos Cano. Hasta entonces, Nacho Cano había sido el artífice de la mayoría de éxitos del grupo –era el compositor de “Hoy no me puedo levantar”, “Maquillaje”, “Barco a Venus” y otros hits tempranos– mientras que José María Cano, el hermano mayor, veía muchas de sus composiciones relegadas a lados B o álbumes sin promoción. Eso cambió en 1984: José María consiguió colocar por primera vez una canción suya como cara A de un sencillo de Mecano . La elegida fue “Hawaii-Bombay”, un pegadizo tema de aire tropical y fantasía playera que salió como cuarto single en 1985. Hasta entonces, Mecano había publicado 14 sencillos seguidos compuestos por Nacho , así que el ascenso de “Hawaii-Bombay” supuso la emancipación creativa de José en la banda. La canción arrasó en las radios españolas –fue elegida Canción del Verano por su enorme difusión aquel año – demostrando que el mayor de los Cano también tenía madera de hit-maker.
Este triunfo alteró para siempre el equilibrio de poder creativo dentro de Mecano. José María, saboreando el éxito de “Hawaii-Bombay” y confiando en joyas como “Aire”, encontró la fórmula para disputarle el protagonismo a Nacho en la composición de sencillos . A partir de entonces nunca la soltaría: en los discos siguientes las canciones de José María (“Me cuesta tanto olvidarte”, “Cruz de navajas”, “Hijo de la Luna”, etc.) acabarían brillando incluso más que las de su hermano, alimentando una rivalidad soterrada. Irónicamente, “Ya viene el Sol” fue el último álbum creado en relativa paz fraternal –después vendrían tensiones mayores–, pero también el que dio origen a esa guerra de egos que a la postre sería parte del fin de Mecano . En cualquier caso, el disco nos legó el momento en que José María Cano despuntó y comenzó a escribir algunas de las páginas más memorables del pop en español. Su importancia en este álbum es mayúscula: compuso tres de las diez canciones (“Hawaii-Bombay”, “Aire” y “Me río de Janeiro”), introdujo mayor sofisticación en letras y melodías, y pavimentó el camino para la etapa más laureada de Mecano en la segunda mitad de los 80.
Curiosidades y legado de un álbum de culto
Pese a su espíritu vanguardista, “Ya viene el Sol” no fue el mayor superventas de Mecano –de hecho es su álbum de estudio menos vendido – y ello motivó cambios importantes. Tras la promoción, el grupo rompió su relación con CBS y ficharía por otra discográfica para el siguiente disco, buscando nuevos aires. Sin embargo, el tiempo ha tratado bien a este trabajo, que hoy muchos consideran de culto dentro de la historia de Mecano. No faltan curiosidades pintorescas en torno al disco: para el videoclip de “Japón”, la compañía tiró la casa por la ventana y envió al grupo a filmar nada menos que en Tokio, en una era en que un videoclip internacional era un lujo rarísimo . A su regreso organizaron la escucha del sencillo en el primer restaurante japonés que abrió en Madrid, donde ilustres invitados como Pedro Almodóvar o Carlos Berlanga probaron sushi por primera vez… y terminaron indispuestos ante aquella exótica novedad . Otra anécdota notable es la participación de Hans Zimmer: el entonces desconocido teclista alemán quedó tan impresionado con Mecano que años más tarde, ya convertido en un gigante de Hollywood, recordó “Mecano es uno de los grupos más musicales y atrevidos con los que he tenido el placer de trabajar”. Y es que el trío madrileño se atrevió con todo en este álbum: desde incluir coros en japonés y samples industriales, hasta editar versiones maxi sencillas con experimentos sonoros (hubo un remix extendido de “Hawaii-Bombay” con 20 segundos extra y tambores añadidos , y un maxisingle de “No pintamos nada” con versión prácticamente instrumental y coros en latín de réquiem ). Incluso la propia portada del disco –dibujada como un cómic que muestra a Nacho, José y Ana al borde de un precipicio esperando la salida del sol– reflejaba el espíritu creativo y un punto naíf de aquella etapa.
Con el paso de las décadas, muchas de las canciones de “Ya viene el Sol” han adquirido dimensión de clásicos. “Hawaii-Bombay” perdura como himno ochentero, capaz de transportar a toda una generación a veranos despreocupados con solo oír sus primeros compases de teclado. “Aire” con el tiempo se convirtió en una de las composiciones emblema de Mecano –hoy es difícil creer que casi se quedó escondida en un lado B– y ha sido versionada y reivindicada por numerosos artistas, apreciada por su belleza melódica y profundidad lírica. El tema “Ya viene el Sol”, que da título al álbum, aunque nunca se lanzó como sencillo oficial, penetró profundamente en el público latinoamericano, sonando en emisoras de distintos países y anticipando el gran vínculo afectivo que la región desarrollaría con Mecano en los años siguientes. Tras este disco, la banda comenzó a cruzar fronteras: durante la promoción de “Ya viene el Sol”, visitaron Chile, donde interpretaron “Hawaii-Bombay” en televisión y publicaron una edición especial en picture disc para el mercado local. En Venezuela y Colombia, varias canciones del álbum circularon en la radio con notable recepción. Fue el preludio de la Mecanomanía latinoamericana que estallaría con “Entre el cielo y el suelo” (1986), cuando temas como “Me cuesta tanto olvidarte” o “Hijo de la Luna” los convirtieron en fenómenos masivos al otro lado del océano.
A 41 años de su lanzamiento, “Ya viene el Sol” brilla con la calidez nostálgica de los discos pioneros. Representa el fin de la inocencia para Mecano y el comienzo de su etapa de mayor genialidad creativa. En la memoria colectiva de España, aquellas canciones mezclan la movida madrileña con los recuerdos personales de millones de oyentes: están los que bailaron “Hawaii-Bombay” en un verano eterno, los que reflexionaron con “No pintamos nada” en plena Guerra Fría, o los que se emocionaron en silencio con la poesía de “Aire”. Este álbum, injustamente infravalorado en su momento, demostró que el pop también podía ser arte vanguardista sin dejar de ser popular. “Ya viene el Sol” nos enseñó a todos que siempre es posible renovar los sonidos y, aun así, tocar el corazón del gran público. Hoy, más de cuatro décadas después, seguimos tarareando sus melodías y descubriendo nuevos matices en sus letras. Y es que cuando la música es auténtica y está adelantada a su tiempo, el paso de los años no hace más que agrandar su leyenda –como un sol que nunca deja de salir.
Este artículo es un contenido de NoEsFm
