De la euforia a la disforia: el debut emocionalmente explosivo de Krögers con “Sorra fina”
El debut largo del cuarteto barcelonés abraza el caos como forma de narrativa emocional y sonora.
Con “Sorra fina”, Krögers firma su primer LP tras cinco años de empuje constante en la escena indie catalana. Este debut no solo se hacía esperar: es una declaración de principios con siete cortes que oscilan entre el pop-rock de seda rasgada y la aspereza del garage más urgente. Desde el primer acorde, queda claro que aquí no hay línea recta ni relato cronológico: este disco es una montaña rusa emocional que va de la euforia a la disforia sin pedir permiso.
Lo que en otro contexto sería un desorden, aquí se convierte en brújula. El caos emocional del autor —que lo mismo transita por la seducción que por el aburrimiento existencial— encuentra su espejo perfecto en una producción que se atreve con guitarras abrasivas, bajos tensos y baterías milimétricas, para luego dejarse llevar por un pop orquestal delicadamente desquiciado. Todo eso, envuelto en una voz de crooner que parece narrar desde la cornisa.
“Sorra fina” no teme al contraste ni a la contradicción. Amor, juicio, soledad o dolor físico son explorados sin temor al derrape. Y, sin embargo, el disco nunca se cae. Su coherencia nace del caos: un oxímoron sonoro que conecta con una generación emocionalmente al límite.
Grabado y mezclado en el estudio Dr R3C del barrio de Sants y masterizado por Marco Morgione (Micromaletese), el álbum llega bajo el ala del sello El Genio Equivocado, sumándose a una cantera de artistas que entienden la independencia no como un género, sino como una actitud.
Krögers ya había ido soltando pistas con algunos sencillos previos, pero es en “Sorra fina” donde termina de tomar forma su identidad: frágil, rabiosa, bella y desordenada. Como una madrugada sin final.
De la euforia a la disforia
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