Paraíso Cassette debuta con “El tiempo que lleva perderte”: nostalgia, psicodelia y pulso pop
La banda argentina presenta un primer single y videoclip donde luces y sombras trazan una carta de identidad retrofuturista.
Paraíso Cassette debuta con “El tiempo que lleva perderte”, una pieza que inaugura su universo sonoro entre atmósferas cinematográficas e inmersivas y una esencia pop emocional. Con la voz cautivante de Nirke y la producción de Santiago Mestres, el track perfila con claridad la identidad del proyecto: guitarras y sintetizadores que respiran, bases rítmicas precisas y un pulso melancólico que no se derrumba, avanza.
La canción juega a dos puntas: luz y sombra, presencia y fantasma. Lo dicen sus imágenes: “Entre el farol y la oscuridad”, “tu mirada no se adivina, sos humo envuelto en la neblina”. También asoma el renacimiento —“Un cielo nuevo se dibuja en el aire… soy eterno, somos sangre los dos acá”— hasta desembocar en un estribillo que condensa la herida y el deseo, esa frase que da nombre al tema y lo carga de electricidad emocional.
El relato se despliega en el videoclip, que oscila entre la linealidad y la suspensión temporal, acentuando el espíritu psicodélico y cíclico de la pieza. La cámara recorre espacios íntimos con movimientos lentos; los contrastes dominan: destellos de luz irrumpen en medio de pasillos emocionales, reflejos y superficies translúcidas, siluetas sugeridas más que definidas. Hacia el final, una apertura lumínica abre el plano: si el inicio transcurre “entre el farol y la oscuridad”, el cierre sugiere la luz al final del túnel.
Sobre el artista
Paraíso Cassette es una banda argentina de rock/pop alternativo que abraza una estética retrofuturista. Rescata la melancolía noventera y la reinterpreta con energía moderna, entre melodías memorables, destellos de psicodelia y una intensidad cruda pero elegante. Integrada por Nirke (voz y guitarras) y Santiago Mestres (guitarras, bajos y producción), la dupla entrega un debut que no solo suena: evoca, vibra y transporta. Primer capítulo de un mundo propio donde lo vintage y lo contemporáneo finalmente conviven en perfecta tensión.
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